42 KM Rosario 2015: Cronica de la Nº14







Gracias a Oski, a Demo y a David, que me ayudaron a poder disfrutar esta experiencia.
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Mi viejo tenía apellido italiano pero sangre vasca.
Por ese lado había salido hosco, callado, perseverante, laburador.
Sin embargo, cuando salía de vacaciones se ponía simpático. Tanto en los campings de los lugares turísticos como en los balnearios de la Costa,  enseguida, al ratito de llegar, hablaba con desconocidos,  se hacía amigo y la pasaba muy bien.  Una capacidad que yo le envidiaba un poco.

El otro día, en Rosario, me di cuenta que a mí me pasa algo muy parecido.  
En la previa de las maratones, durante y después, entro en una atmósfera especial, con un humor distinto, que me permite socializar con buen tono, hacer amigos y pasarla bien.

En ese estado, la noche anterior a la largada, en el modesto lobby del hotel, me puse a charlar con un viejito que tenía pinta de maratonista.
Resultó ser Silvio Baravelli, italiano, de 71 años, decía tener  220 maratones corridas por todo el mundo, además había corrido 12 veces “Il Passatore” una ultramaratón de 100km que alguna vez intentaré.

Me estuvo contando  los problemas de subir las escaleras desparejas en la Muralla China,  lo emocionante de correr en Rapa Nui, lo difícil del terreno en  Honolulu, etc etc.

Al irme a dormir, estuve preparando todo el equipamiento para los 30/32 km que pensaba trotar al día siguiente, y , me pareció escuchar la voz de mis zapatillas pidiendome hacer los 42, trotar la maraton completa. Se lo comenté a Demo, mi compañero de viaje, y concluí con un "Vamos viendo"

A la mañana siguiente, después de largar, en el km 3, me encontré con ese mismo viejito, y en su mezcla de italiano y español, me dijo que pensaba hacerla en 5horas y 40 minutos. "Lo importante es terminarla", fue su conclusión.

Entonces ibamos al trote suave y cuando don Silvio me dijo eso, miré hacia abajo, y vi que mis Asics Nimbus me relojeaban con una mirada socarrona.

-“Viste? Nosotras en 5 horas la podríamos hacer completa”

Yo les contesté:

-“Miren chicas, a mí no me pongan presión, hablen con L4 y L5, las vértebras de mi espalda que se me ponen rebeldes cuando me excedo con los kilómetros y en todo caso, arreglen con ellas”

Y ahí mis zapas sentenciaron:

-          “El problema de esas viejas lumbares, no son ellas, sino que están separadas por unos discos que se han degenerado , vos trotá muy suave y dejanoslas a nosotras, que te las vamos a llevar amortiguaditas “.
-          “Lo que sí te pedimos, -agregaron- es que tomes agua en todos los puestos, así los discos no pasan sed”

Con la negociación finalizada y dispuesto a cumplir el pacto , me fui tranquilito por Bulevar Oroño conversando un rato con un compañero del equipo AZ team, quien me contaba las visuales de hielos azules que había disfrutado en abril, cuando fueron a correr una media maratón en el glaciar Perito Moreno.

Al entrar al Parque Independencia lo dejé ir, ya que paré a cargar agua y tomar el primer gel.

Aparecieron dos muchachos trotando a mi ritmo, uno con mochila y el otro agitado, con un marcado sobrepeso y la charla se fue dando en forma natural.

El de la mochila expresó la conocida frase:

-“Yo corro para poder comer”

Y el gordito le contestó:
-“Yo soy dueño de la cervecería Antares en Mar del Plata, cuando empiezo a darle a la picada con birra, no puedo parar”

Rápidamente me sumé a la conversación, haciendo facha con mi historia de 30 kilos bajados en 100 días de 2007, cuando hice el tratamiento completo en la clínica Ravenna.

Con el marplatense rápidamente surgieron puntos en común, ya que había corrido varias maratones internacionales y me pareció un ejemplo de la característica  inclusiva del running.

El muchacho, mas allá de sus problemas de ingestas descontroladas, es miembro del grupo de entrenamiento de Leonardo Malgor, integrado también por varios atletas de elite que están intentando clasificar para los próximos Juegos Olímpicos.

O sea que, además de correr las mismas carreras que las estrellas del deporte, hay casos donde además se comparten sesiones de entrenamiento, consejos, viajes, fiestas, con los mejores.

Con él compartimos toda la bajada de la aburrida Avenida Pellegrini (este año no hubo grupos musicales) hasta el km 15, donde estaban mis amigas Caro y Fabi, quienes nos reclamaron sonrisas y nos sacaron un par de fotos.

Mi compañero se separó en el km 18, cuando fue a una ambulancia  en busca de agua y ya no nos volvimos a ver, su expectativa era terminar  la Media y aprovechar el envión para ponerse las pilas con la dieta y preparar la Maratón de Berlín para septiembre de este año.

Al pasar por la zona de largada nuevamente, no había agua, no nos daban bananas, llevabamos 2horas 27 minutos de carrera y el puntero no había llegado.

Contento porque me iba a cruzar con los punteros, le pedí agua a una señora del público, armé el segundo gel y puse dirección Norte a ritmo crucero. Crucé la media en 2 horas 30 y pensé que podía acelerar un poco, venia demasiado tranquilo.

La posibilidad de ver a los punteros de frente se extendíó un buen rato, yo alentaba a los conocidos y lo vi venir  a mi amigo Darío de la AAPP que intentaba bajar las 3 horas.

El día estaba caluroso y húmedo, aún con esa meteorología adversa, hice los cálculos cuando lo crucé y me pareció que lo iba a lograr, pero venía exigido, corriendo ladeado y con cara de poco disfrute.

Nos vimos en el km 39 de él, iban 2 horas 47 minutos y algo de carrera, o sea que le quedaban 13 minutos para recorrer los ultimos 3,2 km. Muy justo.

Por esas zonas Rosario se pone gris, hay mucho cemento y edificios altos, aproveché unas bananas al pasar por un puesto y me puse a conversar con unas chicas que eran de Puerto Madryn (equipo Shoshin Patagonia)

Me iban contando sobre una carrera / expedición que organizan en enero de cada año partiendo de Madryn y finalizando en Puerto Pirámides.

También troté unos minutos con Gaby, debutante del AZ team, que la venía peleando y todavía le faltaba mucho.

A ella le recomendé adoptar posturas de triunfo, porque parece que el cerebro se contagia cuando las señales que envía el cuerpo son positivas (Ver charla TED de Amy Cudy)

Una vez que llegué al retome del km 30, entraba en Tierra de Maratonistas, y ya no iba a parar, ni necesitaba caminar, me sentía bien, sin dolores, con energía, despejado.

Esos km  los hice solo, pasando gente, tomando agua que me convidaban de las bicicletas y empezando a acelerar.

Un largo retome de 2 km (desde el 36 al 37) en el parque Scalabrini Ortiz lo hice corriendo por el pastito de la plazoleta que dividia el bulevar, y mis pies notaron la diferencia.

Una vez que volví a salir hacia la costanera, en el km 39 superé a muchíma gente ya que estaba corriendo a un ritmo mucho mas rápido que quienes andaban por ahí a esa hora.

Unos metros antes de llegar lo vi y saludé a David Chioma del AZ team, quien había hecho la invitación a sumarse al viaje a Rosario unos pocos dias antes, y yo recién ahí había aceptado cubrir la vacante en el hotel.

Simulando un largo planeo en avioncito, crucé el arco de llegada despues de 4 horas y 52 minutos de haber largado.

El clima festivo y alegre seguía, y entre fotos y sonrisas fuimos felicitando a los debutantes y comentando los resultados obtenidos. Una hermosa carrera, rodeado de linda gente, que comparte esta pasión.

Todavía no me volví a poner las zapatillas, quedaron en un rincón, felices de la vida.