En la zona de largada desde el Regimiento, les
di el ultimo saludo a los amigos del grupo que largaban desde mas adelante y a Migue,
su entrenador, que este año se quedó a un costado del camino, motivado por
otras montañas, mas altas y agrestes.
Largué muy tranquilo, y desde atrás, sabiendo
que enseguida empezaría a caminar las subidas, en forma pausada.
Muchos sectores de estas carreras no se corren,
se gestionan. Cuando el terreno se inclina, uno también debe hacerlo.
En mi cabeza había trazado un plan de que eran
4 etapas, la primera compuesta por las trepadas iniciales que se acabarían en
el Puesto Rosales (km15).
Después intentaría correr hasta el Puesto
Colorado, ( km 26.) Ahí, pensaba cambiarme de ropa y volver trotando hasta el
PAS Bayos (km 35) . En Bayos, pensaba descansar,
retomar fuerzas para encarar la ultima subida del km 37, y por ultimo bajar trotando
hacia la ciudad. Mi idea era llegar aproximadamente a las 6 de la tarde.
Al principio, había que esperar bastante por que
los cruces complicaban a los corredores del back pack y rápidamente busqué una
caña coihue que me iba a ayudar gran parte del trayecto. Encontré una que parecía
una cañita de pescar, color beige, seca, liviana, firme.
Empezó a sentirse el calor, me saqué los
guantes y una remera, y los dejé en la mochila.
Al llegar al km 4 se ve la Laguna Rosales y ya
la gente paraba a sacar las primeras fotos. Me pareció que por la sequía tenía
menos agua que el año anterior.
Paramos en la primera mesa de hidratación y me
encuentro una única banana arriba de la mesa, les pregunto a las chicas que
atendía y me dicen que alguien la había dejado porque “le pesaba”. Ya llevaba
una hora de carrera aproximadamente, asi que comí media y dejé la otra mitad a
disposición de quien quisiera.
Iba escuchando conversar a tres muchachos que
decían entrenar por Plaza Devoto, y que comentaban una carrera por el
Champaquí, con un clima no tan benigno como el que teníamos ese día. Les tuve
que recordar que en las zonas planas se podía trotar, porque venían boludeando
y caminaban, a mi criterio demasiado.
En la segunda trepada, hacia el mirador del
Lolog me empezaron a pasar los punteros de 21 k a toda máquina y resople. Ahí
lo saludo a Martin Fiz: ¿Vos sos Martin Fiz? Si! Felicitaciones! Me
quedé con ganas de felicitarlo por su Berlin 2011, pero no me iba a creer.
Tantos triunfos en su carrera y yo lo iba a felicitar por su peor maratón.
Al llegar al final de la subida, se veía una
punta de lago Lolog y había un sector ideal para sacar fotos, pero demasiados
corredores-turistas ocupando los lugares mas estratégicos, me pareció que iba a
tener un mejor ángulo después y seguí viaje
Encaramos la tercera subida, que en la previa
se veía como la mas difícil de la carrera Ascenso Lolog, junto con un muchacho tucumano pero que vivía
hace mucho en Uruguay, aunque estaba bastante renegado con el paisito por les
efectos de la marihuana libre en los jóvenes “ni-ni”
Con él nos sacamos unas fotos al llegar a un
claro y después seguimos viaje.
Por ahí escucho a unas chicas que llamaban a “La
Caro” una rubia cordobesa que venia subiendo mas lento que yo. Cuando le pido
permiso para pasar me me dice que ella va lento pero que “no conversa” porque
tiene un problemita en el corazón. En fin.
Despues me pregunta sobre si tenía idea de la
distancia que llevábamos recorrida y yo en broma le digo que sí pero que “no
converso” Jajaja re agreta estuve.
Al encarar el descenso, había demasiada tierra
suelta, tanta que pegué una patinada y caí sentado “de culo”. Instantaneamente
me acordé de un amigo que años atrás había tenido que abandonar por una caída
en ese sector, y tuve mas cuidado al bajar. Eso implicaría correr las bajadas
“frenado” y consumiría mucho mas rápido los cuádriceps.
Creo que por ahí había que cruzar por debajo de
un tronco gigantesco, y después notaria que en ese reptar, se me cayó una
botellita del cinto de hidratación.
Al terminar de bajar, llegamos al PAS Rosales donde
te cargan las botellitas pero no se puede dejar cosas para el guardarropas.
Comí una barrita, unas pasas de uva y lo saludé a Gustavo Nistal que estaba en plan descanso, yo este año seguí
viaje, porque no quería que se me
hiciera de noche en la montaña. Le mandé a los amigos un wasap con el reporte
parcial: 15km en 3 horas 45minutos.
Desde ahí se pasa por la cancha de polo, se
sube un tramo corto por un faldeo y se llega a la bifurcación donde separan los
caminos: los de 21k a la izquierda, y
los de 42k a la derecha. Con cierto orgullo encaré para la dirección de los
maratonistas de verdad.
Ahí se corría por un sector extraño, donde empiezan
a aparecer autos abandonados, que parecen quemados, algunas casas pobres, me
pareció raro que nos hagan pasar por ahí.
Sin mayores novedades llegué al PAS Colorado,
donde pude sacarme la tierrra acumulada en las zapatillas y me dio un pequeño calambre
en el aductor al intentar cambiar las medias.
Mando el reporte: 26k en 5 horas. Seguia bien,
bastante bien.
Tomo algo, dejo el lastre de los abrigos y sigo,
en el PAS se queda Mariana Sunjic tomando sopa, casi no la conozco.
Me empiezo a mezclar con gente de distancias
insólitas, un viejito de 120k y barilochense de 70k, se nota en las subidas lo
cancheros que están para andar por la montaña
En ese sector volaba un poco de tierra suelta,
pero no tanto como me había imaginado, saco algunas fotos de los árboles
otoñales y después de mucho andar, la veo a Fabi Gud a la distancia, se la veía
caminando en el llano, no era buena señal.
Al llegar a su lado, la animo a seguirme, me
dice que le duele la rodilla, prieba de correr pero no hay caso y se queda, caminando va a llegar.
Aparecen unas dos o tres trepadas que no tenía
en la mente, las subo medio a las puteadas y
cuando llego a PAS Bayos los
oficiales de la carrera me preguntan ¿cómo estás? imagino que mi apariencia no
era la mejor, pero les miento. Mando el parcial: 35k 6horas 46 minutos, busco
una caña para las subidas que vienen y me mando.
Para cuando aparecen las ultimas subidas, ya siento
que no hay mas fuerzas, típica sensación de mis ultimas maratones, cuando el
entrenamiento no alcanza la magnitud del desafío.
Después venía un cruce de arroyo, el agua
estaba fresquita y me dio risa el comentario de un asistente: Primero no
quieren entrar, después no quieren salir
En eso empieza a sonar la alarma de batería
baja y muere el reloj, marcando 37
km 7 horas 18 minutos.
Al empezar a bajar siento que me duelen mucho
los cuadriceps, y decido caminar, lamento que me pasan muchos corredores ,
incluida Mariana Sunjic, pero yo me conozco, cuando no hay ganas de sufrir , no
hay trote.
Empiezan los llamados telefonicos de Gastón,
avisando que me estaban esperando en la llegada, le explico que venía sin
reloj, caminando en las bajadas y que algunos me decían que faltaba mucho, como
3 o 4 km .
Siguen las bajadas por zonas donde el año
pasado no habíamos pasado y luego aparecen unas rectas asfaltadas por una zona
lateral de SMA. Al estar plano el terreno, pruebo y veo que puedo volver a
correr sin dolores, mejora mi humor, le regalo caramelos y barritas a unos
pibitos que aplaudía y empiezo a hacer sonar el silbato por las calles de San
Martín, donde meto una llegada triunfal con avioncito ruidoso en 8 horas 18
minutos de tiempo neto para casi 44
km .
Puedo decir que me saqué las ganas de correr
una maratón de montaña, que la sufrí mucho más que los 21 del año pasado y que
disfrutamos de un hermoso fin de semana con los amigos del Palacio y sus
familias.
Gracias por estar!
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